- Dios y la Trinidad. Creemos en un único Dios verdadero y que vive en tres personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Que es invisible, personal, omnipresente, eterno, independiente, inmutable, veraz, digno de confianza, todopoderoso, soberano, omnisciente, justo, santo, bueno, amoroso, misericordioso, paciente y benevolente.
- Las Santas Escrituras. Creemos que el Dios Todopoderoso ha revelado todo lo que es necesario para la vida y la salvación en los sesenta y seis libros de las Sagradas Escrituras, que son la Palabra de Dios. Toda la Escritura fue dada por inspiración de Dios y es infalible, inerrante, y suficiente, además de ser medidora última en cualquier controversia. Su autoridad se deriva de su Autor y no de las opiniones de los seres humanos.
- La Elección. Creemos que Dios, antes de la fundación del mundo, eligió para su propia gloria a una gran multitud de hombres y mujeres para vida eterna como un acto de gracia libre y soberana. Esta elección no dependió en modo alguno de la previsión de la fe humana, la decisión, las obras o el mérito personal.
- Adán nuestro representante. Creemos que Dios hizo a nuestro primer padre Adán perfecto, santo y recto. Él fue nombrado representante y cabeza de la raza humana, exponiendo así a toda su descendencia a la consecuencia de su obediencia o desobediencia, respecto a los mandatos de Dios.
- La caída y sus efectos. Creemos que Adán cayó de su justicia original en pecado y trajo sobre sí mismo, y toda su descendencia, la muerte, la condenación y la naturaleza pecaminosa.
- La incapacidad del ser humano. Creemos que está completamente fuera del poder del ser humano caído amar a Dios, guardar sus leyes, entender el Evangelio, arrepentirse del pecado o confiar en Cristo.
- Cristo nuestro representante. Creemos que Dios envió a su Hijo al mundo, concebido de la virgen María por el Espíritu Santo, como inmutable y sin pecado; como Dios y como hombre nacido bajo la ley para vivir una vida perfecta de justicia en favor de su pueblo elegido.
- La redención particular. Creemos que el Hijo de Dios murió en el Calvario para efectuar la propiciación, reconciliación, redención y expiación por su pueblo elegido. Dios dio testimonio de que aceptaba la obra de su Hijo levantándolo corporalmente de entre los muertos.
- La ascensión de Cristo. Creemos que el Hijo de Dios ascendió a la diestra del Padre y está sentado en su trono de gloria, donde intercede por su pueblo y gobierna sobre todas las cosas para su bien.
- La gracia irresistible. Creemos que Dios el Hijo ha derramado el Espíritu Santo para obrar junto a la Palabra predicada. El Espíritu de Dios regenera a las personas pecadoras elegidas y las atrae irresistiblemente a la fe en Cristo el Salvador.
- La justificación. Creemos que las personas elegidas, llamadas por gracia, son justificadas delante de Dios por la justicia imputada en Jesucristo, y que es recibida sólo por la fe en dicha obra.
- La perseverancia. Creemos que todas aquellas personas que son regeneradas, llamadas y justificadas perseverarán en la santidad, y nunca se apartarán definitivamente.
- El evangelismo. Creemos que el llamado de cada iglesia local es participar en el cumplimiento de la Gran Comisión haciendo discípulos en todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a obedecer todo lo que Cristo nos ha mandado.
- La iglesia. Creemos que la iglesia local está bajo la autoridad de Cristo. Sin embargo, Él ha designado a determinados hombres para que sean pastores y cuiden de su Cuerpo. Los diáconos también sirven a Cristo como sus ministros en misericordia. Además, la comunión de los santos requiere el reconocimiento y la hermandad con otras iglesias evangélicas locales.
- Las ordenanzas de la iglesia. Creemos en el bautismo por inmersión y en la Cena del Señor como ordenanzas del Evangelio en las que sólo pueden participar los creyentes regenerados.
- Los últimos días. Creemos que el Señor Jesucristo vendrá otra vez para resucitar a los muertos corporalmente, a justos e injustos, y que los justos disfrutarán la vida eterna mientras que los declarados injustos soportarán el castigo eterno.
- El matrimonio. Creemos en el matrimonio como institución divina primigenia creada por Dios, por medio de la cual, libre y voluntariamente, un hombre y una mujer, nacidos como tales, se unen de manera estable y permanente para vivir juntos, amarse, respetarse, ser de ayuda mutua y constituir un hogar de bendición para sí mismos y, en su caso, para sus hijos y el entorno que les rodea. (Génesis 2,24).
- La familia. Creemos que la familia fue diseñada para constituir el germen y la base de la sociedad, por lo que la Iglesia debe desarrollar una pastoral de apoyo con el fin de fortalecer la institución familiar, al creer que el incremento de las familias saludables según el modelo del Evangelio favorecerá también la buena salud de la sociedad.